Acudía a tu auxilio de forma inmediata, "¿Hola, qué tal?", tu sonrisa y perdí por goleada. Te apoderaste al instante de mi ocio y al fin y al cabo, pude entender que hiciste negocio. Una ráfaga de balas seductoras no lograban vulnerar una coraza idiota y con mi seguridad ya en la miseria. Fuimos por un fernet, juntos, los tres: Vos, yo y tu histeria. Sin mucho más que hablar, nos despedimos, comprobé que ya era inútil extender ese partido colgué los timbo y bajé la persiana, sin embargo, tu auto estima cascoteó mi ventanta.
Sugerías necesitar mi delirio para ganar espacio, me mostré cual tipa tibio, empezó a inquietarte mi nueva conducta, pero caí derrotada por tus brotes de astucia. Me regalaste vacaciones en tu alcoba, atrás quedó esa idiotez de dormir cola con cola.
Quién dijo: ¿Qué no se puede?, ¿Que no se puede combinar inconstancia, inconciencia y lealtad?
¿Que es imposible dar un paseo, un día a tu cielo, un día a mi infierno?.
Estoy segura, compañero, y me juego mi alma loca, que no debe existir boca como esta, en el mundo entero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario